¿Una tubería de agua que purifica su contenido a medida que fluye? ¿Un recubrimiento que descompone los contaminantes del aire a medida que pasan? ¿Una superficie que se desinfecta sola y se mantiene limpia? Lo que suena a ciencia ficción se vuelve posible con el fotocatalizador dióxido de titanio. Bajo la luz ultravioleta, el dióxido de titanio puede purificar el aire y el agua, matar las bacterias en su superficie y descomponer las grasas. Aunque estas propiedades se conocen desde...